viernes, 25 de septiembre de 2009

El estreno de la semana. El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella



Aclamada en el Festival de San Sebastián, la cinta dirigida por el argentino Campanella ya suena como una de las favoritas para ganar la Concha de Oro. No es para menos. Benjamín Espósito -magistral Ricardo Darín- se verá envuelto en un thriller fantásticamente cimentado que, sin embargo, debate su papel central con la relación entre los protagonistas, la ironía, el humor y la humanidad que ya construían otras películas del director, como El hijo de la novia o El mismo amor, la misma lluvia.

Esta mezcla de géneros no desmerece en nada la película, que presenta un cuidado trabajo: guión excelente, en especial en los diálogos con cierto toque de tensión sexual, o el trabajo de todos los protagonistas, destacando a Ricardo Darín en una de sus interpretaciones más logradas.

Aunque ha reventado la taquilla argentina, seguramente no pasará lo mismo con la española, tapada por las grandes superproducciones de la semana, como Jennifer's body, con Megan Fox a la cabeza (¿algún día conseguirá hacer una película que no se base en sus curvas?) o la futurista y policiaca Los sustitutos, con Bruce Willis en su salsa.


Sinopsis:

 Benjamín Espósito ha trabajado toda la vida como empleado en un Juzgado Penal. Ahora acaba de jubilarse, y para ocupar sus horas libres decide escribir una novela. No se propone imaginar una historia inventada. No la necesita. Dispone, en su propio pasado como funcionario judicial, de una historia real conmovedora y trágica, de la que ha sido testigo privilegiado. Corre el año 1974, y a su Juzgado se le encomienda la investigación sobre la violación y el asesinato de una mujer hermosa y joven.

Espósito asiste a la escena del crimen, es testigo del ultraje y la violencia sufrida por esa muchacha. Conoce a Ricardo Morales, quien se ha casado con ella poco tiempo antes y la adora con toda su alma. Compadecido en su dolor, Espósito intentará ayudarlo a encontrar al culpable, aunque para ello deba remar contra la torpe inercia de los Tribunales y la Policía. Cuenta con la inestimable colaboración de Sandoval, uno de sus empleados y a la vez su amigo personal, que escapa a los rutinarios límites de su existencia emborrachándose de cuando en cuando, hasta perder la conciencia. Cuenta también con Irene, su jefa inmediata, la secretaria del Juzgado, de la que se siente profunda, secreta e inútilmente enamorado.

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