jueves, 1 de octubre de 2009

Entrevista con Jean Claude Carriére. "Intentar conocer a Buñuel es absurdo"


Usted se licienció en Literatura e Historia y con tan solo 24 años publicó su primera novela, El lagarto, sin embargo se le conoce más por su faceta de guionista, ¿Su paso al cine se debe a la casualidad o la literatura la prefiere como hobby?

No, no, yo sigo escribiendo novelas y ensayos, me gusta mucho. El paso al cine no fue tan complicado y compagino esas dos facetas con el teatro, también. Me encanta probar cosas nuevas.A mí me gustaba mucho el cine, con 16-17 años yo ya trabajaba en un cineclub e iba a la filmoteca hasta tres veces por semana. Siempre me ha interesado mucho el cine. Después de la publicación de El lagarto, resultó que mi editor tenía un contrato con Jacques Tatí, y ambos querían hacer dos novelas basadas en películas. Hubo un pequeño concurso entre varios novelistas y gané yo, me escogió Tatí. Primero fui su asistente. Las dos novelas fueron escritas y luego entré a trabajar con él, aunque tuve que esperar bastante tiempo, a después de la guerra de Argelia. Pero jamás he renunciado a publicar libros. Lo que más me interesa en la vida es explorar los nuevos idiomas, las nuevas formas de expresarse que el siglo XX ha inventado. Es el primer siglo en la historia en el que se han creado nuevas formas de escritura, lenguajes nuevos: el cine, la televisión, los discos, etc. Han aparecido nuevas técnicas que han necesitado de nuevos lenguajes. Considero que tengo gran suerte de haber nacido en este siglo precisamente por esto. Cada año parece que hay algo nuevo en las formas de expresión, algo que me fascina. El cine por ejemplo tiene un lenguaje propio que no se parece a nada más, ni al teatro ni a la literatura.

Entonces en su vida, literatura y cine ocupan papeles destacados ¿de ello que muchos de sus guiones sean adaptaciones de libros?

Puede ser. La verdad es que la mitad de mis guiones son adaptaciones de obras de teatro o novelas. Pero de todas maneras el trabajo es el mismo. Hay que llegar al lenguaje cinematográfico y hay novelas que ofrecen esta posibilidad y otras no. El fallo es intentar ilustrar la novela con imágenes, no hay que hacer esto, hay sino de pasar completamente de un lenguaje a otro.

¿Su vida cinematográfica da un vuelco en 1963 cuando conoce a Luis Buñuel en Cannes?

Sí, él es una parte muy importante en mi vida, y no solo a nivel profesional, era casi de la familia. Le conocí cuando yo tenía 32 años y él buscaba un guionista francés para Diario de una camarera. Me llamó el que era  productor principal de Buñuel para todas sus películas de la etapa francesa, salvo Belle de Jour, y me mandó con otros guionistas franceses para hablar y comer con él y Luis me eligió. Para mí fue un encuentro inolvidable. La primera pregunta que me hizo cuando íbamos a pasar al comedor fue “¿bebe usted vino?”, cuando le contesté que no solo lo bebía sino que venía de una familia de vinicultores, su cara se iluminó. Yo ya conocía toda la obra de Buñuel antes de conocerle y estaba muy impresionado al conocerle. Después, en el segundo contrato que firmó para hacer un guión exigió que trabajase con él. Mi historia con Buñuel es más que una colaboración, es una hermandad, algo casi familiar, incluso hasta ahora sigo siendo muy amigo de su familia. Es casi una historia entre dos familias.

¿Cómo era trabajar con él? ¿El surrealismo que está presente en todas sus obras era una imposición o algo natural?

No se trata jamás de poner elementos surrealistas en una película, el surrealismo sale, es una cosa natural, no artificial, no se puede poner como para hacer una salsa. No es así. Los elementos ya no surrealistas, con lo que tampoco estaría de acuerdo Luis, sino aquellos fuera de lo ordinario, tienen que llegar de una forma sencilla, natural, sin esfuerzo. Todo esto era complicado y difícil, pero hemos trabajado casi 19 años juntos y después ya nos conocíamos muy bien y sabíamos que esperar del otro. Tenía que trabajar con él y oponerme a sus ideas a veces, esto no era fácil, sobre todo al principio, la idea de decir que no a un hombre al que yo admiraba, que era un monumento del cine, esto era tremendo, muy muy difícil. Además era un hombre muy meticuloso, aunque sobre todo el el guión, ya que podíamos tardar años en escribirlo hasta que quedase bien, pero luego a la hora de rodar era muy rápido, el sueño de cualquier productor.




Háblenos un poco más de su trabajo junto a Buñuel

En el guión sí era muy perfeccionista, cambiaba cosas, pero a la hora de rodar no, era muy fiel al guión, cambiaba muy poco. La razón era que en el guión teníamos tiempo. En El discreto encanto de la burguesía escribimos cinco guiones enteros en dos años. En el rodaje le gustaba rodar deprisa, sin retrasos y sin gastar más de lo que se debía. Era un cineasta perfecto para los productores porque no gastaba dinero.

Su hijo, Juan Luis Buñuel ha comentado en varias ocasiones que su padre nunca hablaba de cine en casa y sí de la Guerra Civil española, sin embargo nunca rodó una película sobre este hecho ¿Tiene que ver algo el asesinato de Federico García Lorca en ello?

Es verdad que no le gustaba hablar ni de sí mismo ni de cine. A veces le gustaba enseñar alguna de sus películas simplemente por comentar de forma práctica aspectos técnicos. Del arte en general no le gustaba hablar, le gustaba hablar del vino, de la comida, del amor, de España, pero el arte era un territorio privado. Era un hombre solitario y le gustaba vivir en soledad. Casi parecía un budista. Y también los horarios fijos.
En cuanto a la guerra y a Lorca... Tenía una admiración sin límites hacia Lorca, él decía que le había abierto nuevas puertas, las de la literatura. Nunca le gustaba hablar del fusilamiento de Lorca, cuando le sacaba el tema se sentía incómodo. Fue un golpe muy duro. En cuanto a la guerra, él no quería, quizá en parte por lo de Lorca y otras veces porque en la época de Franco era difícil y a él no le gustaba hacer películas de guerra. Buscamos algunas veces hablar de la guerra civil pero sin centrarnos en ella, de una forma más paralela, y nunca encontramos el enfoque para ello.

Otro de sus grades amigo de la época de la Residencia de Estudiantes fue Salvador Dalí

Buñuel es una figura central en la historia del arte español, no solo en el ámbito cinematográfico, sino que en la literatura también está él. Ningún artista ha podido evitarlo. Es una figura muy importante para mí. Y el encuentro famoso entre Buñuel, Dalí y Lorca en la Residencia de Estudiantes de Madrid es para mí el evento número uno de la cultura hispánica.
En cuanto a Dalí, yo le conocí un poco y era también un personaje extraordinario. Al final de sus vidas, habían quedado para encontrarse en mi casa de París para una comida, ya que para una retrospectiva que se iba a realizar de Dalí, éste quería el cuadro en el que retrataba a Buñuel. Luis no sabía si mandárselo o no, pero lo que sí quería era ver a Salvador. Y tuvo el pretexto, mandó el retrato y decidieron quedar para verse. Pero tres semanas antes de verse y de manera muy extraña los dos enfermaron volviendo uno a Cadaqués y otro a México, jamás se encontraron.


Otra cosa importante es que durante su vida, Dalí jamás se consideró enemistado con Buñuel, siempre le mandaba dibujos, cartas, etc. Pero Buñuel no, alguna vez le contestaba, pero poco. Y no se habían encontrado desde el incidente del MOMA y su biografía –Diario de un genio. Acusó a Buñuel de ser ateo y le echaron del museo-. Cuando se estrenó Tristana, Dalí y Gala estaban invitados, mientras que Buñuel se había marchado porque no le gustaba quedarse en las premieres. Salvador y Gala llegaron los últimos y se sentaron a mi lado y cuando empieza la película, la primera imagen es una panorámica de Toledo y en el silencio de la sala de repente suena la voz famosa de Dalí que dice, como en un grito de amor, ¡Toledo! Era como si Dalí estuviese hablando a Buñuel a través de la vista de Toledo.
 
El documental El último guión se suma a los reconocimientos y homenajes que se le están haciendo al cineasta ¿Cree que es una figura reconocida? ¿Se puede llegar a conocer a Buñuel o todavía queda algo que no se sepa?
 
No lo sé si la gente le conoce, desde luego aquí en Francia es muy reconocido. Me gusta la idea de hacer homenajes a Buñuel porque le debo mucho, es muy importante en mi vida. No sé si es el director que más me ha marcado, también lo ha hecho Brooks, pero al pensar en Buñuel creo que lo hago más pensando en la persona que en la obra. Es mi maestro porque sigo pensando en qué haría él en determinadas ocasiones después de él muerto. Eso es un maestro. Para mí no ha desaparecido.
Como todos los genios, aunque no me guste esa palabra, siempre hay un punto que ya no se puede traspasar, cuando se encuentra el misterio mismo hay que respetarlo. El intentar analizar y conocer en profundidad a Buñuel es absurdo.

Volviendo a su persona, Juan Carlos Rulfo está ahora mismo realizando un documental sobre usted ¿Le gsuta esta idea?


Sí, se llama Siete cartas, siete lugares en mi vida que considero que tienen importancia en mi vida, y trata sobre cartas que estoy escribiendo a mis dos hijas, una de 47 años y otra de 7, de dos hijas diferentes. Ya estamos ahora firmando y quedan solo dos países, me van filmando y demás. Soy actor de mi papel. Me gusta mucho porque me encanta hacer cosas nuevas, me estimula.

Y en los proyectos futuros vemos que va a trabajar con otro director español, Fernando Trueba

Sí vino a París hace unas semanas y va a firmar dentro de un año. Es una película que trata sobre la vida del pintor y escultor francés Maillol, que vivió cerca de la frontera española. Pero vamos, el cine es el cine y no es nada diferente rodar una película en un país u en otro.

Es el único guionista no americano que ha ganado el screen laurel, el premio más importante para un guinista ¿Cómo se siente?

Sí, soy el único no americano que ha ganado este premio, pero la verdad es que tampoco lo considero tan importante, no trabajo pensando en los premios, lo hago porque lo necesito, me encanta probar nuevas cosas.



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