martes, 3 de noviembre de 2009

Una historia de espías



Parece que a estas alturas es casi imposible hablar de algo nuevo sobre la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, entre los muchos misterios que todavía se desconocen del conflicto que más vidas humanas costó en términos absolutos (70 millones de personas, como mínimo), se encuentra, sin duda, la revisión del papel que en él desempeñaron numerosos españoles. Tímidamente podemos encontrar información sobre aquellos que vivieron -y perecieron- la guerra en el infame campo de concentración de Mauthausen; más información tenemos de la División Azul, aquellos franquistas que lucharon en el frente ruso junto con los nazis; y nuestros vecinos franceses nos recuerdan, con unos homenajes que nosotros somos incapaces de realizar, que fueron españoles los primeros que entraron liberando París de las garras de Hitler.


En enero de 2010 se espera dar un paso más en el reconocimiento del papel español en la guerra europea. En este mes se podrá ver el documental Araceli, una gallega contra Hitler. José de Cora firma esta cinta que nos presenta a Araceli González Carballo y a su marido Juan Pujol. Ambos, espías españoles que trabajaron para la famosa M16 inglesa, decidieron jugarse la vida para acabar con el régimen de Hitler. Vaya si lo hicieron. El catalán y la gallega fueron resolutivos en la finalización del conflicto, gracias a su papel para que llegara a buen puerto el desembarco de Normandía.  Los espías españoles fueron los encargados de hacerle creer al régimen totalitario que el mayor contingente de tropas aliadas iba a establecerse en una cabeza playera por el paso de Calais, cuando en realidad el desembarco iba a realizarse únicamente en Normandía.

Pujol, apodado Garbo en referencia a la famosa actriz por su gran trabajo, demostró que su apodo no le quedaba grande. Es más, el engaño llegó a tal punto que, poco antes de morir en el bunker, Hitler concedió a Pujol la Gran Cruz de Hierro. Por su parte, los ingleses le otorgaron la Orden del Imperio Británico. De ese hecho, Pujol es el primer espía doblemente condecorado por los dos bandos. El papel de Araceli no desmerece. Se cuenta que ella manejaba los hilos de la operación de ambos bajo la apariencia de una entrañable e inofensiva dama.

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